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JUNG Y OCULTAR AQUELLO DE LO QUE NO ESTAMOS ORGULLOSAS

En octubre del año pasado me regalaron una pulsera hecha a mano.


Fue un gesto precioso de una clienta que tuve el placer de conocer personalmente.


Agradecida y encantada la publiqué en Instagram.


Y me llovieron los mensajes preguntando por la pulsera.


No me llovieron, me diluviaron: nunca tanta gente había estado tan interesada en nada de lo que yo había ofrecido.


En la pulsera sí.


Algunas querían 3 de golpe.


Y aquello, que no debió joderme, me jodió bastante.


¿Para qué inviertía tanto tiempo en hablar del cielo si realmente lo que la gente quería eran pulseras? ¿De verdad estaba renunciando a mi vida de carne y hueso por alumbrar a unas buscadoras de pulseras?


Carl Gustav Jung, considerado uno de los padres de la astrología moderna, afirmaba que el ser humano tiene una tendencia “casi inconquistable” a ocultar aquellos rasgos de su personalidad que no le gustan o que no son socialmente aceptables.


Yo oculté aquel disgusto.


Quería seguir siendo buenrollera y no perder seguidorxs así que aquello que me jodió me lo guardé para mí y ¡a seguir sonriendo por stories!


Carl (Carlicos para la familia), en sus teorías sobre la sombra, concluyó en que ocultar nuestras mierdas no sirve de mucho. Especialmente porque las proyectamos y atraemos eso que ocultamos.


Rebota, rebota y en tu culo explota.


Además, dice Carlicos, que ocultar la sombra hace que veamos y andemos por el mundo fragmentadas y con la psique dislocada.


Yo lo único que estoy dispuesta a dislocarme es la cadera de reventarme en zumba, obviamente.


Bromas a parte, soy rencorosa y lo que me duele, me duele mucho tiempo.


De hecho, aquella “tontería” fue el desencadenante de que hoy ya no hable gratis de astrología.


Esto lo cuento por dos motivos:


Uno: en todos los terrícolas hay luz y hay sombra.


Carlicos tenía su sombra, Astróloga de Pueblo tiene su sombra y cualquiera por bella, estupléndida y fantabulosa que parezca tiene una parte de la que no está orgullosa.


No eres perfecta, ni tú ni nadie.


Dos: me paso las pulseras por el arco del triunfo.


Nunca nada material, por bello que sea, podrá compararse con aprender a identificar y vivir lo que eres en esencia.


Por eso no hago pulseras (aunque a lo mejor me forraría) y hago astrología.


Porque a mi me llena pensar que cada vez haya más personas conscientes de sus talentos y acercándose al camino de vivir lo que son en esencia.


Si para ti las pulseras son más importantes que descubrir tu esencia, no puedo ayudarte. Es más, no quiero ayudarte.


Por el contrario, si priorizas indagar en lo que eres para estar cada vez mejor contigo y con tu vida aquí te puedo echar un cable: