Cuando descubrí la astrología me conquistó rápido, primero porque me fascinan los grandes misterios de la humanidad (el mar y el espacio).

Y segundo porque me ayudó a para poner palabras a eso que vivía y sentía; a lo que vibraba en mi cabezota. Sin juicio y desde la aceptación.

Las palabras son el arma más potente para cambiar.

Las palabras te ayudan a llegar a la esencia de algo para compartirlo.

Las palabras curan, expresando miedos, dudas, culpas, anhelos; aclaran el corazón.

Las palabras tienen el poder de crear la realidad.

Las palabras tienen el poder también de transformarla.

Eso, más o menos parecido, lo dijo Alex Rovira en alguna entrevista.

Durante la primera lectura de carta natal que me regalé, un desconocido puso palabras a aquello que llevaba sintiendo años, ¡no estaba loca!

Sentí un gran alivio y pude comprobar los efectos de las palabras.

Me dejé en paz aceptando un trecho de mi ser que a mis ojos era “malo”.

Entendí que yo tenía el poder de transformar eso “malo” en un talento.

Me sentí comprendida.

Y aquellas palabras fueron una semilla en lo que soy hoy.

Las palabras me persiguen y presto atención a quien habla de palabras.

Hace poco, del puño y teclado de Carmen Pacheco, leí:

La existencia de las palabras perfila, da nitidez, a realidades que antes solo percibíamos de manera borrosa. Cada palabra aprendida amplía el territorio sobre el que circula nuestro pensamiento. (…)

Si existe una palabra para definir lo que sufrimos es porque otras personas nos comprenden, han pasado por ello. Cuando hay palabras para lo que sentimos, es posible expresarlo y es posible entenderlo. Mientras tengamos las palabras adecuadas, nunca estaremos solos.

Qué maravilla.

Quizá por eso me empezaste a seguir en Instagram.

Seguro que por eso escribo y me lees.

Si quieres que siga poniendo palabras a lo que eres a través de la astrología, puedes empezar haciendo clic aquí abajo: